En esta ocasión nos gustaría promover una reflexión al hilo
de una de las cuestiones abordadas en el tema tres, en referencia la
construcción de la identidad. Uno de los ámbitos en que se refleja el logro de
la identidad en la adolescencia es el área interpersonal y afectivo-sexual. Es
una de las facetas del yo y es además posible apreciar diferencias en función
del género. El género, esa idea tan difusa y que sin embargo nos condiciona
hasta el punto de llegar a modificar casi por completo nuestra personalidad entre
la infancia y la edad adulta. Como de nuevo podemos leer en el texto, “…se han
encontrado puntuaciones más bajas en autoestima en las chicas que en los
chicos. Tal vez, como argumentan algunos autores […], las chicas van perdiendo
su voz a medida que se van adaptando a las expectativas de género culturales
mientras que los chicos son presionados para afirmarse” [p. 77].
Esta y otras alusiones a la configuración de la identidad de
género aparecen a lo largo del tema tres, sin que se le llegue a conceder,
desde mi punto de vista, su justa importancia. La interiorización de los roles
de género comienza ya en la infancia pero se hace mucho más acusada y dramática
en la adolescencia, cuando aparecen los caracteres secundarios, y es inevitable
que el adolescente tenga que enfrentarse a la asimilación de una serie de expectativas
que tendrá que satisfacer y con las que no tiene por qué estar de acuerdo, ni
sentirse identificado con el rol de género que se le asigna social y
políticamente. Se trata de un momento crítico en nuestras vidas que
afrontaremos con mayor o menor fortuna y que nos condiciona en todos los
ámbitos de nuestra existencia.
Después de años de lucha por la igualdad, de intentar
desmontar el género, y de haber llegado incluso a la formulación y asimilación
de teorías queer a nivel académico y en reducidos cenáculos intelectuales, nos
encontramos con que posiblemente sea necesario mirar atrás y retomar la batalla desde el principio. La
situación es preocupante y es constatable en todos los ámbitos. Los dos
primeros artículos cuya lectura propongo demuestran que los estereotipos de
género siguen firmemente arraigados en nosotros, y especialmente entre los más
jóvenes, que se ven además abordados por un imaginario social y mediático que,
a pesar de promover la igualdad a nivel político y formal, emplea unas
herramientas comunicativas que perpetúan esos estereotipos como modelos de
conducta.
El primer artículo, Identidad
de género y afectividad en la adolescencia: asimetrías relacionales y violencia
simbólica, nos presenta el resultado de un estudio
que pretende mostrar la conexión entre la asunción de los roles de género, las
asimetrías de poder entre los sexos, y la violencia de género. Aunque es del
año 2008, no creo que los resultados fueran muy diferentes en la actualidad, y
es un documento que nos permitirá reflexionar sobre la gravedad de este
problema.
El siguiente
artículo, La globalización de la identidad de género en las revistas para las
adolescentes, es algo más
ameno y sencillo, y muestra de qué forma los medios de comunicación, en este
caso, revistas para adolescentes, contribuyen a homogeneizar y asentar lo
característicamente femenino y masculino en las sociedades occidentales.
Y por último, me gustaría invitaros a la lectura de un
fantástico artículo de Judith Butler, filósofa estadounidense, especialista en
género y teoría queer: Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir,
Wittig y Foucault. Aunque puede resultar algo complejo por algunos
de los conceptos que maneja, creo que su lectura, como la de tantas otras de
sus obras, resulta fundamental para comprender el origen y las más profundas
implicaciones que el sistema sexo-género y la interiorización de los roles de
género, tienen en la construcción de la identidad, y en la dinámica social de
relaciones de poder.
Tras invitaros a estas lecturas, nos gustaría conocer vuestra
opinión. ¿Creéis que el género y los roles de género son algo con lo que se
nace, o que, más bien, este es algo que se construye y que se va tejiendo como
un traje que nos hemos visto avocados a llevar?, ¿hasta qué punto condiciona
esto nuestro desarrollo personal?, ¿es consciente un adolescente, de que se
encuentra inmerso en ese juego?, ¿de qué formas se podría introducir la
reflexión al respecto en la educación secundaria?, ¿vamos por el buen camino en
la educación y en la lucha por la igualdad?...
Aportad vuestras reflexiones y cuantas nuevas preguntas se
os ocurran al respecto.
Un abrazo,
Aruca, María, Paloma e Izpia