sábado, 7 de diciembre de 2013


En esta ocasión nos gustaría promover una reflexión al hilo de una de las cuestiones abordadas en el tema tres, en referencia la construcción de la identidad. Uno de los ámbitos en que se refleja el logro de la identidad en la adolescencia es el área interpersonal y afectivo-sexual. Es una de las facetas del yo y es además posible apreciar diferencias en función del género. El género, esa idea tan difusa y que sin embargo nos condiciona hasta el punto de llegar a modificar casi por completo nuestra personalidad entre la infancia y la edad adulta. Como de nuevo podemos leer en el texto, “…se han encontrado puntuaciones más bajas en autoestima en las chicas que en los chicos. Tal vez, como argumentan algunos autores […], las chicas van perdiendo su voz a medida que se van adaptando a las expectativas de género culturales mientras que los chicos son presionados para afirmarse” [p. 77].

Esta y otras alusiones a la configuración de la identidad de género aparecen a lo largo del tema tres, sin que se le llegue a conceder, desde mi punto de vista, su justa importancia. La interiorización de los roles de género comienza ya en la infancia pero se hace mucho más acusada y dramática en la adolescencia, cuando aparecen los caracteres secundarios, y es inevitable que el adolescente tenga que enfrentarse a la asimilación de una serie de expectativas que tendrá que satisfacer y con las que no tiene por qué estar de acuerdo, ni sentirse identificado con el rol de género que se le asigna social y políticamente. Se trata de un momento crítico en nuestras vidas que afrontaremos con mayor o menor fortuna y que nos condiciona en todos los ámbitos de nuestra existencia.

Después de años de lucha por la igualdad, de intentar desmontar el género, y de haber llegado incluso a la formulación y asimilación de teorías queer a nivel académico y en reducidos cenáculos intelectuales, nos encontramos con que posiblemente sea necesario mirar atrás y  retomar la batalla desde el principio. La situación es preocupante y es constatable en todos los ámbitos. Los dos primeros artículos cuya lectura propongo demuestran que los estereotipos de género siguen firmemente arraigados en nosotros, y especialmente entre los más jóvenes, que se ven además abordados por un imaginario social y mediático que, a pesar de promover la igualdad a nivel político y formal, emplea unas herramientas comunicativas que perpetúan esos estereotipos como modelos de conducta.

El primer artículo, Identidad de género y afectividad en la adolescencia: asimetrías relacionales y violencia simbólica,  nos presenta el resultado de un estudio que pretende mostrar la conexión entre la asunción de los roles de género, las asimetrías de poder entre los sexos, y la violencia de género. Aunque es del año 2008, no creo que los resultados fueran muy diferentes en la actualidad, y es un documento que nos permitirá reflexionar sobre la gravedad de este problema.  

El siguiente artículo, La globalización de la identidad de género en las revistas para las adolescentes,  es algo más ameno y sencillo, y muestra de qué forma los medios de comunicación, en este caso, revistas para adolescentes, contribuyen a homogeneizar y asentar lo característicamente femenino y masculino en las sociedades occidentales.

Y por último, me gustaría invitaros a la lectura de un fantástico artículo de Judith Butler, filósofa estadounidense, especialista en género y teoría queer: Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir, Wittig y Foucault. Aunque puede resultar algo complejo por algunos de los conceptos que maneja, creo que su lectura, como la de tantas otras de sus obras, resulta fundamental para comprender el origen y las más profundas implicaciones que el sistema sexo-género y la interiorización de los roles de género, tienen en la construcción de la identidad, y en la dinámica social de relaciones de poder.

Tras invitaros a estas lecturas, nos gustaría conocer vuestra opinión. ¿Creéis que el género y los roles de género son algo con lo que se nace, o que, más bien, este es algo que se construye y que se va tejiendo como un traje que nos hemos visto avocados a llevar?, ¿hasta qué punto condiciona esto nuestro desarrollo personal?, ¿es consciente un adolescente, de que se encuentra inmerso en ese juego?, ¿de qué formas se podría introducir la reflexión al respecto en la educación secundaria?, ¿vamos por el buen camino en la educación y en la lucha por la igualdad?...

Aportad vuestras reflexiones y cuantas nuevas preguntas se os ocurran al respecto.

Un abrazo,

Aruca, María, Paloma e Izpia

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